Los cepillos dentales (eléctricos o manuales) son sin duda el principal aliado de la salud bucodental. Su buen y periódico uso es más que útil para evitar posibles patologías como el sarro, la caries, o la enfermedad periodontal entre otras.

Cabe mencionar que si el paciente no cuida o realiza un mantenimiento adecuado del cepillo, previniendo la aparición y proliferación de las bacterias, gérmenes u hongos en las cerdas, éstas pueden traer consigo riesgos para la salud.

Bacterias como la salmonela, e.coli y estreptococos o respiratorias, pueden colonizar nuestros cepillos sin darnos cuenta, por eso la higiene y la prevención son aspectos importantes a tener en cuenta.

Para reducir los riesgos bacterianos de un cepillo de dientes:

• No compartir el cepillo de dientes con nadie
• Evitar el contacto cercano con otros cepillos
• Cambiar de cepillo cada 3 o 4 meses
• Cambiar el cepillo tras una gripe, resfriado o infección bucal ya que los gérmenes pueden permanecer en las cerdas y reactivar el problema
• Tapar las cerdas con una funda y colocarlo verticalmente
• Guardarlo en un lugar no húmedo, se tiene el concepto de que el baño es el mejor lugar para guardar el cepillo pero esto es un error ya que es una zona húmeda donde hay riesgo de aspersión de bacterias presentes en la orina y/o las heces
• Enjuagar el cepillo con agua a presión tras su uso para eliminar restos de saliva y pasta dentífrica
• Esterilizar si es posible

Ahora ya sabes qué hacer para reducir el riesgo bacteriano de tu cepillo de dientes, si sigues teniendo dudas no dudes en consultar con la Doctora Sarah Barrenechea, doctora de la Clínica Barrenechea Dental en León.